2012-10-06

Ahora mi novela El Dulce Rostro de la Muerte en versión Kindle para los que se la perdieron en versión impresa, ya mismo pueden verla y comprarla en Amazon.com 

2008-09-11

PRÓLOGO


¿Que podría citarse cómo más surrealista en la vida de los colombianos que nuestro diario acontecer. Acaso existe algo tan absurdo y contradictorio con los principios básicos de la existencia que nos indican buscar la felicidad, la armonía, el amor y la calma, que los sucesos que enmarcan el principio de los días a los que nacemos con hechos fatídicos, sangrientos, oscuros, crueles y cobardes?
No es fácil la respuesta, como tampoco es fácil la salida de ese laberinto en el que un día usted, y al día siguiente yo nos vemos caminando. Lo que sí sucedió es que un buen día Diana Rodríguez decidió recrear un escenario en el que involucró toda la injusticia posible encarnada en nuestras gentes, dibujó la esencia de sus virtudes y maldades, rescató de las tinieblas las razones que ponen a jugar a las personas en nuestro contexto social como buenos o como malos y construyó en una magnífica novela la plataforma para entendernos y explicarnos por qué los colombianos no somos lo que queremos y si somos el resultado de una historia filtrada de injusticias, desequilibrios, egoísmos, temores y desilusión.
Son páginas en las que se revela la inconformidad de una mujer que en su condición sensible de ser madre, no se permite tolerar la pérdida de la libertad de ningún ser, como tampoco admite que es posible hacer el bien cuando los caminos para llegar a él no son tan transparentes, cristalinos y de limpia inspiración como el bien mismo. La mano de Diana está conducida por un espíritu dotado de enorme bondad y lucidez a la hora de señalarnos un camino de esperanza en medio del enmarañado contexto en que vivimos. En cada una de sus frases se puede percibir el cuidado de la escritora que mira en perspectiva, no sólo el podio en el que encumbra su talento, sino también la virtud del sendero por el que camina su mensaje.
Cuando la abrumadora realidad ya no nos sorprende, cuando el dolor nos sobrecoge e intimida, cuando nos escondemos en el miedo y esperamos con ruegos que sea nuestra casa el lugar al que el terror no entre, es precisamente cuando la escritora levanta con gran valor su pluma para hablarnos con arte y con pasión de lo abominable del secuestro en todas sus facetas, pero aun mas cuando se esgrime como una herramienta libertaria. Ella nos dice que la guerra que se llena de razones nobles es de cualquier forma una maldita guerra que corroe las almas y las impregna de ira y de venganza y que mejor sería que nadie la ganara, pues no es de buena semilla la planta que brota de la tierra si ha sido regada con falacias y con sangre.
Aquí está entonces para el deleite de los lectores, una obra que nos toca en lo profundo a todos y que tiene de maravillosa el poder creativo y realista de una gran esperanza. Diana nos plantea un camino, una salida, un oasis en la mitad del desierto de la desesperanza. Un momento de gloria y reivindicación con la vida, perfectamente posible, porque no está basado en sueños utópicos o en artilugios mágicos o en fines de ideologías. Sencillamente de las letras de Diana Rodríguez surge, como en una revelación, el único camino posible, del que todos podemos echar mano, el más práctico, el que siempre ha estado frente a nuestros ojos, oculto en la neblina del orgullo, los intereses y la vanidad. Ella nos devela la salida en el camino claro aunque esquivo del amor.

Álvaro Vélez Isaza

OPINIONES

“Esta novela, nos desafía a salir de nuestra zona de comodidad para preguntarnos: ¿Será cierto que no puedo hacer nada? ¿Sigo entregando mi poder a otros? Usted tiene las respuestas.”
Yudy Palencia


“Historias como esta nos involucran en una realidad de la cual siempre queremos huir. Este libro es capaz de transmitir ese deseo de lucha pacífica e incansable por alcanzar la paz y cambiar la historia de nuestra Colombia. “
Aydee Isaza


“Además de entretenido y de que cada página te impulsa a pasar a la siguiente, es una invitación al despertar de la conciencia colectiva en torno a la paz y la reconciliación.”
Jaime Hermida.